GR AS-105 Ruta de las Peregrinaciones. Etapa 7: Cangas de Onís - Covadonga


Senderos de gran recorrido Cangas de Onís (Asturias)

 

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Descripción

  • Ruta a pie: 14,6 km
  • Duración aproximada: 4 h 50 min
  • Dificultad: baja

Cangas de Onis - Covadonga

Se inicia el recorrido de esta ultima etapa del Gr 105 en Cangas de Onis, donde tenemos que dirigirnos hacia la iglesia de Nuestra Sra.

De la Asunción que esta en la zona alta de Cangas, bordeándola nos dirigimos hacia el cementerio donde se coge una carretera que lo deja a la izquierda que un prolongado ascenso nos va llevando hacia el área recreativa del Llano del Cura, obviando cuantos desvíos de tierra nos encontramos.

Este área ofrece una buena vista sobre Cangas de Onis y sobre la Sierra del Sueve.

Al salir del área se coge el camino de la derecha que asciende fuertemente y que al poco trecho se ensancha convirtiéndose en una buena pista.

Continuando la fuerte ascensión por ella e ignorando todos los desvíos a la izquierda y derecha hasta que se llega a una curva en 180º donde tenemos una vista de la Sierra de Seguenco, así como una excelente panorámica del Valle de Onis, donde el paisaje se abre hacia el Este, en esta curva se coge el desvió de la derecha que en ascenso llega a la línea de cumbres, aquí tenemos bajo nuestros pies a la derecha la gran curva que el río Sella realiza en la zona de Caño.

Merece la pena subir los cuatro o cinco metros que hay hasta el montículo que tenemos a la izquierda y casi al final de la pequeña recta para tener una visión de 360º de la zona.

Siguiendo por la pista vemos de frente de nosotros el pico Seguenco con sus antenas encumbradas en lo alto, al poco trecho se encuentra una encrucijada de caminos, uno a la derecha que baja, otro a la izquierda que también desciende y uno en el centro que se dirige hacia el fondo del valle en subida, transcurre el camino a media ladera y después de llegar debajo del pico gira y pasa a la otra ladera para dirigirse al collado que tenemos enfrente, una vez allí vuelve a dar otro giro de 180º y nos mete en la ladera este, al poco trecho vemos por debajo de nosotros la carretera que se dirige al pueblo de Seguenco, y se encuentra un camino de tierra a la derecha por donde abandonamos la pista que nos conduce a la parte alta del pueblo, el cual se atraviesa siempre en la misma dirección hasta llegar a encontrar la pista.

Nada mas salir del pueblo se encuentra un amplio cruce con varios indicadores que nos dicen el camino a seguir hasta el Pico Seguenco, la ruta coge la desviación de la izquierda dejando a la derecha la del pico y casi inmediatamente después existe otra encrucijada de tres caminos, primero uno a la derecha que ignoramos y luego dos mas, el de la izquierda discurre junto a una pared de piedra con valla metálica y el de la derecha asciende ligeramente, es por este por donde tenemos que subir, para encontrar al cabo de un rato una bella cabaña.

Se continua por la pista ignorando los dos próximos cruces a la derecha y se empieza a contemplar de frente de nosotros las impresionantes moles del macizo del Cornion de los Picos de Europa, hasta el momento en que se empieza un ligero descenso, donde nos topamos frente al angosto valle del río Dobra, poco después aparece una explanada con un desvió a la izquierda, por el que giramos abandonando la pista que desciende hacia el fondo del valle, y dejando casi inmediatamente después el camino que sale a la izquierda que desciende para coger el de la derecha que en ascenso poco después llega a las cabañas de los Pallares.

Continuando por la pista, recientemente restaurada, que circula a media ladera pasamos junto a un abrevadero donde podemos coger agua, ya que es la última fuente por la que pasamos hasta el final del recorrido.

Poco después de pasar la fuente la pista termina en una pequeña explanada, donde hay dos caminos uno a la izquierda y otro a la derecha que se dirigen ambos en sentido opuesto bordeando el monte.

Siguiendo por el de la izquierda nos encontramos encima de nosotros y a la derecha una señal que nos indica que entramos en el Parque Nacional de los Picos de Europa, desde este punto la pista se transforma en un camino carretero con piedras salpicadas por el piso y que asciende ligeramente para llegar casi seguido a la majada de Najuentes, donde existe unas cabañas.

Aquí el camino se vuelve a bifurcar, debiendo continuar por el de la izquierda que hace una ligera U y que se dirige al fondo del valle para luego continuar por la otra ladera discurriendo entre vegetación de porte bajo, y viendo al otro lado de la ladera un pequeño pico que la izquierda es muy vertical con abundante vegetación y la ladera de la derecha es algo tendida con bastante piedra, es por esta ladera por donde tenemos que rodear al pico y dirigirnos hacia el Monte Auseva que es el que vemos detrás del pico, que tiene en la línea de cumbres algún que otro árbol.

Poco después de pasar Najuentes podemos hechar la vista atrás y tener otra buena perspectiva de esta bella majada, y al fondo sobre ella las antenas del Pico Seguenco el cual veremos por ultima vez.

Siguiendo por la senda esta inicia un ligero ascenso y parece que se convierte en un camino mas ancho de hierba para llegar a un pequeño collado, donde tenemos una esplendida vista del Macizo de Cornion con la Torre de Santa Maria de Enol destacando por encima de todas las demás.

Al llegar al collado debemos estar muy atentos ya que poquísimos metros mas adelante el camino gira bruscamente a la izquierda, abandonando el camino que parece que deberíamos seguir el cual discurre llano y enfrente de nosotros, para introducirse a media ladera y bajar a la gradería que esta a la izquierda (en este momento esta enfrente de nosotros). Sirva como referencia una cabaña que se encuentra totalmente rodeada de árboles en la parte alta, es Soperi de Arriba.

Una vez hemos bajado por el sendero de piedra y llegado a la pradera debemos dirigirnos hacia su izquierda y bajar junto a la peña, para encontrar un pequeño sendero justo donde la roca parece que desaparece, ya que las afloraciones de caliza no sobresalen tanto.

Aquí vemos debajo de nosotros otra pequeña cabaña rodeada de árboles que en su parte inferior existe un prado rodeado de un muro de piedra, es hacia donde nos tenemos que dirigir.

El camino continua dejando la cabaña a la izquierda y dirigiéndose hacia el muro de piedra que baja hacia el fondo del valle.

Bajando por el prado y llevando el muro a nuestra izquierda obviamos el primer hueco que encontramos para cruzar el muro por el segundo que encontremos que esta casi abajo.

Aquí la senda continúa bajando y pasa a la izquierda de una sima que se encuentra cerrada por una alambrada.

Una vez pasada la sima y siguiendo la misma dirección volvemos a encontrar el pequeño sendero pero bien marcado el cual inicia un descenso, llevando siempre a la derecha el monte, y se dirige hacia una peña que vemos a la izquierda que tiene tres hermosos árboles, dando la sensación de que el camino se pierde.

Al acercarnos a la peña vemos que la senda esta bien marcada y que inicia un fuerte descenso.

Así mismo podemos contemplar en la ladera de enfrente como el sendero se bifurca en dos, uno que baja y otro que inicia un ascenso, es por este por donde tenemos que ir.

Dejando la peña a la espalda el sendero se introduce en una zona algo embarrada y pasa a la ladera que tenemos a la derecha para encontrar al poco trecho una bifurcación.

Aquí debemos coger el camino de la derecha que asciende y que bordea el monte.

Una vez empieza a llanear el camino y comienza el descenso vemos debajo de nosotros al pueblo de Llerices y sobresaliendo por la ladera a la Cruz de Priena, que se encuentra al lado de Covadonga lugar final de este Gran Recorrido.

Poco después volvemos a encontrarnos a la izquierda del sendero con unas cabañas y después con un prado estamos en la majada de Estellero, la cual atravesamos y continuamos el descenso en la misma dirección para poco después iniciar un pequeño ascenso que nos lleva a un cierre realizado con un somier y ver en frente de nosotros a un gran prado totalmente rodeado con un muro de piedra, es el Caserío de Peñalba.

Una vez llegados al prado el camino discurre hacia el collado donde vemos a la derecha una magnifica edificación.

Es hacia estos edificios de la derecha donde el camino se dirige, para coger unos metros antes de llegar a las casas un camino que se encuentra flanqueado por dos muros de piedra.

Cogiendo este camino ya convertido en pista y que discurre por debajo de los edificios vistos anteriormente no encontramos en una curva pocos metros después de dejar las casas a nuestra espalda con una vista impresionante de la Basílica de Covadonga.

Ya no nos queda más que continuar el descenso pronunciado de la pista por entre el bosque para llegar poco más de quince minutos a la explanada de la Basílica de Covadonga, final de este GR que desde Oviedo nos ha llevado al corazón de Asturias.

Textos: Antonio Alba Moratillas

Dirección

Dirección postal: 33550 Ciudad de Cangas de Onís. Cangas de Onís.

Dirección digital: 8CMP8WW7+WH

 

Información complementaria

 

Historia de Cangas de Onís


 

No hay duda alguna de que Cangas de Onís ingresa en la Historia en el siglo VIII, a raíz del triunfo de Pelayo y sus tropas sobre la columna expedicionaria árabe mandada por Alkama en la batalla de Covadonga, donde se habían refugiado los rebeldes astures, episodio luego resaltado por las Crónicas y tenido como el origen del Reino de Asturias. Mas la presencia humana en el concejo se remonta al Paleolítico Superior; de ello dan fe, principalmente, los yacimientos prehistóricos de las cuevas de El Buxu y los Azules, ambos declarados Bienes de Interés Cultural. La primera de las cavidades, ubicada cerca del núcleo rural de Cardes (parroquia de Santa María de Cangas de Onís), fue descubierta en 1916. Las excavaciones arqueológicas realizadas —más sistemática la de los años ochenta—, pusieron de manifiesto la importante presencia de la cultura solutrense, con utillaje lítico y óseo, creaciones de arte mobiliar como la curiosa talla de un ave sobre un colmillo de oso, y los grabados y pinturas rupestres de formas geométricas y animales varios. Por su parte, la cueva de los Azules, próxima a la capital municipal, es de los yacimientos más relevantes de la etapa aziliense en el área cantábrica. Entre lo encontrado allí destacan un arpón, de finales de dicha etapa, y un enterramiento, cuya recreación puede contemplarse en el Museo Arqueológico de Asturias (Oviedo). Además de las citadas anteriormente, merecen mención, la cueva de la Güelga (Narciandi) y el yacimiento al aire libre de La Cavada, próximo a Corao.

De época neolítica hay interesantes aportaciones; es el caso de las cuevas de Salamula, Trespando y El Cuélebre, las hachas pulimentadas del valle del Güeña o el muy conocido dolmen de Santa Cruz de Cangas de Onís, formado por cinco grandes bloques de piedra para cuya decoración se recurre a la pintura y el grabado.

La Edad de Bronce ha dejado algunos testimonios interesantes, como el puñal de lengüeta de la cueva de El Cuélebre en Corao, varios hachas, planas y de talón, encontrados en varios lugares: Güeraño, Santianes o Cangas de Onís. Ha quedado confirmada la extracción de cobre, durante este periodo, en la mina El Milagro, perteneciente al concejo de Onís y cercana a la localidad canguesa de Mestas de Con.

En el discurrir histórico del concejo es preciso detenerse en la etapa de la ocupación romana, combatida por cántabros y astures, pueblos separados en tiempos prerromanos por la frontera natural del Sella. Una vez derrotados tan indómitos pobladores, el proceso de romanización se dejó sentir con especial fuerza. De entonces quedan restos de la calzada que atravesaba la Cordillera desde Riaño a Cangas de Onís, construida por los romanos para defender sus intereses en la Península, según C. Fernández Ochoa. La población colonizada, por su parte, nos hizo llegar una gran cantidad de estelas funerarias, correspondientes a las tribus indígenas de vadinienses y orgenomescos. La introducción del cristianismo en estas tierras se presta a controversia, pero parece haberse producido en las últimas centurias de la romanización.

El dominio visigodo, en cambio, tuvo escasa incidencia, aun teniendo en cuenta el descubrimiento de jarritos litúrgicos en la mina El Milagro y Covadonga.

La frágil hegemonía de los invasores árabes (año 711) en Asturias se rompió definitivamente en la batalla de Covadonga del año 722. A partir de entonces se constituye el pequeño Reino de Asturias, con capital en Cangas de Onís, sede de la corte durante medio siglo aproximadamente. Tras Pelayo ocupan el trono, sucesivamente, Favila, hijo de aquél y fundador de la capilla de la Santa Cruz en Cangas de Onís, Alfonso I, Fruela, Aurelio y Silo (774-783), siendo este último quien decide trasladar la capitalidad a Pravia tal vez por motivos estratégicos.

Administrativamente, el territorio actual del concejo formaba parte, según Juan Ignacio Ruiz de la Peña, de la provincia premoriense, extendida a tenor de la documentación de entonces por lo que es actualmente el oriente de Asturias.

El nombre de Kangas aparece ya en un documento del año 946, mientras en el Concilio de 1115, celebrado en Oviedo siendo obispo don Pelayo, figura la firma del representante de Cangas. Otra fecha registrada es la del año 1378 cuando Cangas facultó a Sancho Rodríguez de Teleña para asistir a la reunión mantenida en Oviedo por los concejos enfrentados a la decisión expresada en el testamento de Enrique II (1374) —donde ya figura con el apelativo de Onís— de incorporarlos al señorío de su hijo bastardo, el conde don Alfonso Enríquez, de tal manera que la ampliación del mismo iba a ser notoria. El contencioso originó varias sublevaciones del conde y se saldó con la derrota de éste y el retorno de la mayor parte de sus dominios a la Corona.

Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II, enviado por el monarca a León, Asturias y Galicia para inventariar cuanto de valor artístico e histórico encontrase, se desplaza en 1572 a Villanueva, Covadonga, Abamia y Cangas de Onís, distinguiendo en esta última localidad dos partes: la zona baja, llamada el Mercado, verdadera capital del concejo, donde tenían lugar el mercado y varias ferias y se hallaban los principales establecimientos, entre ellos el Ayuntamiento, la capilla de San Pelayo, el hospital de peregrinos o la cárcel. La parte alta, denominada Cangas, se agrupaba alrededor de la iglesia de Santa María.

El concejo comienza en 1594 su asistencia a las reuniones de la Junta General del Principado, siendo normalmente asignada su representatividad a los miembros de las familias más influyentes.

Otra visita, ésta de Jerónimo de Chiriboga en 1613, por encargo de Felipe III, resulta decisiva para el cambio que experimenta Covadonga, con una serie de obras importantes impulsadas por varios abades. En 1777, el incendio devastador de la Cueva despierta el profundo interés de Carlos III por el Real Sitio; ello se traduce en la erección de un nuevo templo y otras mejoras que contribuyen a la revitalización del concejo.

Llega la guerra de Indedependencia y con la noticia de la presencia no deseada de las tropas napoleónicas se produce el levantamiento del pueblo en Cangas de Onís el 27 de mayo de 1808. Una vez canalizada la repulsa, se constituyen los regimientos de Covadonga y de Cangas de Onís, éste último a las órdenes de Salvador Escandón y Antayo. Cangas se constituye en sede de un gobierno militar, al frente del cual estaba el coronel Francisco Cortés Posada. El general francés Bonet y sus hombres se hicieron dueños, en varias ocasiones, del concejo y su capital, utilizando varios edificios y lugares como cuarteles y centros de operaciones. La virulencia de la contienda explica la ruina y el gran número de bajas entre la población civil y los militares de ambas partes.

El trienio constitucional (1820-1823), paréntesis liberal en el absolutista reinado de Fernando VII, permitió a Corao formar Ayuntamiento propio con jurisdicción sobre las parroquias de Abamia, Con, Grazanes, La Riera, Llenín y Villaverde. En 1927, dos cotos, el señorial de Tornín y el abacial de La Riera pasan a formar parte de Cangas de Onís.

La desamortización emprendida por Mendizábal y Madoz tiene aquí honda repercusión, logrando salvarse de la venta los montes públicos, las propiedades próximas al santuario de Covadonga o el inmueble del monasterio e iglesia de Villanueva, otra gran institución religiosa que los monjes fueron obligados a desalojar en 1835.

El concejo se convirtió en escenario destacado de las guerras carlistas. En noviembre de 1822 se produce la detención en la capital municipal de la partida realista formada por Rafael Salvador Escandón. El coronel Arroyo entra por la fuerza en el concejo allá por el año 1834 y consigue reclutar para la causa algunas gentes del lugar. En 1836 le toca el turno al general carlista Gómez, quien ocupa la villa-capital sólo durante tres días ante el acoso al que es sometido por el general Espartero. Ya en la tercera guerra carlista pequeños grupos mandados por Faes y Valdés toman la capital y los pueblos varias veces.

Del auge de Cangas de Onís en la segunda mitad del siglo pasado tienen mucha responsabilidad varios factores, destacando la mejora en las comunicaciones mediante la apertura de las carreteras a Ribadesella, Panes, Covadonga y la del Pontón, o del tranvía de Arriondas a Covadonga, la realización del Camarín y la basílica en Covadonga, una presencia real bastante frecuente, la creación de la Audiencia, o la puesta en marcha de las minas de Buferrera (junto a los lagos). Por esta época, los cangueses, como el resto de los asturianos, buscan hacer las Américas y dejan masivamente su patria chica. Diego Somoano afirma que «Cangas de Onís en este tiempo fortalece su importancia como centro militar, judicial, comercial e intelectual. Es significativo el número de semanarios que se publicarán en la última década del XIX y mitad del XX».

Apenas iniciada la presente centuria, concretamente en 1908, el rey Alfonso XIII otorga a Cangas de Onís el título de ciudad. El concejo comienza a potenciar turísticamente sus múltiples valores. Así, en 1908 se estrena el hotel Pelayo en Covadonga, en 1918 se crea el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, teniendo a Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, como principal impulsor, mientras que en 1924 se levanta el refugio de Vegarredonda.

Con el advenimiento de la II República, triunfa la Conjunción Republicano-Socialista el 12 de abril de 1931. En noviembre de 1933 gana las elecciones el Bloque Republicano de Centro y el 16 de febrero de 1936, vísperas del Alzamiento del 18 de julio, hace lo propio la Coalición de Derechas. Luego se desata la guerra civil y, tras ésta, se implanta una dictadura, pasando factura ambas durante mucho tiempo al concejo, ahora instalado en la prosperidad.

Conviene, por último, recordar algunos acontecimientos recientes pero ya históricos: el 11 de noviembre de 1978, en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Cangas de Onís se constituyó solemnemente el Consejo Regional del Principado —antecedente de la actual Junta General del Principado—, con la misión de elaborar el Proyecto de Estatuto de Autonomía, sancionado por el rey Juan Carlos I el 30 de diciembre de 1981. En 1989 el actual Papa, Juan Pablo II, visita en olor de multitudes el santuario de Covadonga. En 1995 el Parque Nacional de los Picos de Europa releva al antiguo de la Montaña de Covadonga.

Mapa de situación del municipio de Cangas de Onís


 

Cangas de Onís

Concejos limítrofes:

  • Amieva
  • Llanes
  • Onís
  • Parres
  • Ribadesella

Comarca del Oriente de Asturias


 

Tan plural como el nombre de Asturias es su extremo más oriental. De paseo por la comarca, el visitante pasa de la playa a la nieve en unos minutos. Museo de la prehistoria, meta de montañeros, excursionistas y amantes del queso, territorio de frontera con León y Cantabria… Al norte, el Cantábrico; al sur, los Picos de Europa (entre uno y otros, apenas 15 kilómetros). La versión resumida del Paraíso.

Trece consejos componen la comarca más oriental de Asturias, definida por su proximidad a los Picos de Europa (máxima cota: Torrecerredo, 2648 metros): Amieva, Cabrales, Cangas de Onís, Caravia, Llanes, Onís, Parres, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja, Piloña, Ponga, Ribadedeva y Ribadesella.

En esta comarca la escasa distancia entre montaña y mar permite disfrutar de las magnificas playas de la costa oriental y de las majestuosas cumbres de los Picos de Europa, o de las sierras del Cuera y del Sueve lo que posibilita en una misma jornada rutas muy diferentes.

Especialmente destacable es el Ecomuseo del Paraíso Rupestre que supone un recorrido turístico por la Prehistoria, con la presentación de una serie de yacimientos, cuevas y equipamientos museísticos e interpretativos con muestras de arte rupestre y emblemáticos hitos dispersos por toda la geografía del Oriente de Asturias. El territorio engloba 13 concejos del Oriente Asturiano y dispondrá de otros tantos equipamientos vinculados a la riqueza prehistórica de la zona. Actualmente están abiertos al público: El Aula de Interpretación de Peña Tú en Puertas de Vidiago (Llanes): El Centro de Descubrimiento de la Fauna Glaciar en Avín (Onís): La Puerta de los Acantilados en la Cueva del Pindal (Ribadedeva).

Qué ver

  • Real Sitio de Covadonga y Los Lagos.
  • Cuevas de Tito Bustillo y El Pindal.
  • Ribadesella.
  • Llanes.
  • Asiego y Bulnes.
  • Parque Natural de Ponga (Bosque de Peloño).

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